Dice Stephen Arroyo:
Aunque los terapeutas y los consejeros hacen
hincapié constantemente sobre la comunicación a fin de resolver dificultades en
las relaciones, mi observación es ésta: si espontáneamente no existe la base de
la empatía, de las energías armoniosas, de la solicitud y de la mutua comprensión
-y eso se reflejará en la comparación de los mapas– entonces, no podrá
haber una comunicación real.
El trato verbal no es comunicación! Si algunos
de ustedes pasaron por ciertos procesos terapeúticos en los que se supone que
tienen que “comunicarse”, reconocerán esta secuencia de hechos: luego de
algunas grandes tormentas emocionales y, con frecuencia, después de gritos y
llantos, se logra a menudo la ilusión de una comunicación y la sensación de
que, de allí en más, habrá más empatía con el interesado. Sin embargo, dos
semanas después están de nuevo donde empezaron. No quito valor a todos esos
métodos terapéuticos, pero son buenos sólo para ciertas personas, en ciertas
épocas de sus vidas. Pero, con frecuencia, se hacen surgir falsas esperanzas y
a menudo nuevas ilusiones ocupan el sitio de las viejas, si perdemos nuestro
equilibrio psíquico.
Si piensan en la palabra “comunicación”, bien
pueden pensar, en primer lugar, en Mercurio. Desde luego, hay comunicación en
todos los niveles de todos los planetas y elementos, pero concentrémonos por un
momento en Mercurio, que simboliza la comunicación de índole intelectual,
verbal y racional. Aunque los Mercurios de dos personas no estén armonizados o
aunque haya aspectos tensionantes de Mercurio en la comparación, una fuerte
corriente de afecto y simpatía entre las personas (demostrada por otros
factores de ambos mapas) podrá establecer, no obstante, un canal de comprensión
entre las dos, de modo tal que la falta de comunicación de Mercurio no sea
patente.
Podemos comunicarnos en tantos otros niveles
que no es mucho lo que tenemos que conversar para entendernos uno con otro; en
el nivel emocional, en el nivel intuitivo, sabemos cómo se siente la otra persona, y a veces podemos leer su mente. En
realidad, en esta clase de relación, si tratamos de conversar demasiado
específicamente con la otra persona, a menudo todo se enreda y confunde. Pero, en
relaciones como ésta, si los canales de la armonía emocional se destruyen o
cierran por la desilusión o el desencanto de una persona en su relación, o por
el radical cambio de actitud de una persona durante un período crítico
personal, entonces no pasa mucho tiempo para que ambas personas empiecen a
darse cuenta de que durante muchos años no han estado en comunicación.
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